martes, 24 de marzo de 2009

la heparina y los antiinflamatorios

La heparina de bajo peso molecular y los antiinflamatorios no esteroideos son el mejor tratamiento para la flebitis superficial

Pregunta Clínica: ¿Cual es en el mejor tratamiento par la tromboflebitis superficial (TS) de la pierna?

Respuesta: Tanto las heparinas de bajo peso molecular como los AINEs reducen la extensión de la tromboflebitis superficial cerca de un 70 % cuando se las compara con placebo (NNT*6). Loa tratamientos tópicos mejoran los síntomas locales pero los ensayos no comunican la progresión a tromboembolismo venoso (TV).

El tratamiento quirúrgico y vestir medias elásticas se han asociado con una tasas menor de TV y progresión a tromboflebitis cunado se compare con medias elásticas como único tratamiento
*NNT = numero necesario a tratar para beneficiar a un paciente.

Alerta: Aunque los datos disponibles son demasiado limitados para realizar recomendaciones claras, se puede aconsejar una dosis intermedia de HBPM durante al menos un mes. Los efectos adversos no se contemplaron en esta revisión.

Contexto: La tromboflebitis superficial es un problema relativamente frecuente y se puede asocia con TV. Los factores de riesgo predisponentes de la TS y del TV son similares e incluyen las venas varicosas, la inmovilización de las piernas, el período después de una intervención quirúrgica, traumatismos, embarazo y el período inmediatamente después del parto, neoplasias malignas activas, uso de anticonceptivos orales o terapia hormonal sustitutiva y obesidad.

Efectos adversos en el aparato digestivo

Antiinflamatorios no esteroideos y efectos adversos gastrointestinales.

A. López
Servicio de Prestaciones Farmacéuticas. Servicio Navarro de Salud-Osasunbidea


Los antiinflamatorios no esteroideos (AINE) son un grupo de fármacos químicamente heterogéneo que suelen tener en común una actividad antipirética, analgésica y antiinflamatoria y un perfil cualitativamente similar de efectos adversos. Son ampliamente utilizados en diferentes situaciones clínicas, de tal forma que, en dosis únicas o pautas cortas, son analgésicos efectivos en el tratamiento del dolor leve-moderado de origen somático (músculo-esquelético), dolor postoperatorio, dolor visceral (dismenorrea, cólico renal) y dolor óseo metastásico. A dosis antiinflamatorias mantenidas se usan para el tratamiento sintomático del dolor e inflamación en enfermedades reumáticas (artritis reumatoide, espondiloartropatías inflamatorias, artrosis, reumatismos de partes blandas y otros procesos).
El rápido desarrollo farmacológico de este grupo y su crecimiento constante nos ha hecho pasar, en pocos años, de un número reducido de fármacos a más de 100 moléculas en todo el mundo1. En España disponemos de 31 moléculas diferentes con sus respectivas presentaciones y denominaciones comerciales. Según cálculos aproximados unos 30 millones de personas consumen diariamente algún AINE2 y en Estados Unidos se realizan al año más de 100 millones de prescripciones. En España en el año 1997 se prescribieron más de 27 millones de envases de AINE con un importe de más de 33.000 millones de pesetas y si se contabilizaran los salicilatos y los envases dispensados sin receta médica posiblemente la cifra aumentaría hasta los 40 millones de envases (datos de la memoria del Insalud de 1997). En Navarra se prescribieron más de 336.000 envases de AINE durante 1998 con cargo al Servicio Navarro de Salud-Osasunbidea con un importe de más de 418 millones de pesetas. Por decirlo de otra manera, 13.000 usuarios del Servicio Navarro de Salud toman cada día algún AINE (sin tener en cuenta los salicilatos), siendo además un grupo en continuo crecimiento.

Los efectos adversos de estos medicamentos incluyen fallo renal, hepatitis, anemia, síndrome de Stevens-Johnson y otras reacciones anafilácticas, aunque los más conocidos por su frecuencia, y que son objeto de revisión en el presente trabajo, son los gastrointestinales. Destacan por su importancia las úlceras y erosiones gastroduodenales, hemorragias digestivas y perforación. Estos efectos también pueden aparecer en tramos distales del tubo digestivo, así como inflamación y cambios en la permeabilidad del mismo (colitis, enfermedad inflamatoria intestinal).
En los últimos años han aparecido nuevas moléculas sobre las que se argumentan mejoras en términos de gastrolesividad (por una mayor selectividad en la inhibición de la COX-2, por estereoisomería, profármacos no acídicos, etc.). Sin embargo, los resultados presentados hasta ahora son poco concluyentes a nivel clínico y corresponden a series pequeñas de pacientes, con seguimientos de corta duración3. En realidad las múltiples consideraciones teóricas para reducir la gastrolesividad de los AINE no han aportado en la práctica, hasta el momento, cambios dignos de mención .